Una tarde en el Museo de las Anclas

Una tarde tonta puede convertirse en una delicia con esfuerzo mínimo. Cuando a las 17:00 horas de aquella tarde de domingo se me ocurrió coger el coche e irnos a Salinas al Museo de las Anclas, di un giro a aquel domingo aburrido y soso que estábamos teniendo como fin de nuestro fin de semana.

El paseo se encuentra al final de la playa en dirección a Arnao, en el promontorio de La Peñona. Hay un pequeño aparcamiento justo antes de la entrada al túnel que conduce a Arnao, pequeño, pero suficiente, ya que el museo nos llevó una hora no más. 

Podemos diferenciar:  

Gran Mural

Un mural cerámico de grandes dimensiones nos muestra cómo se traspone una ola a tierra; parada obligada para hacerse la foto de rigor surfeando, claro está.

Paseo hasta el Hondero Balear y el Libro de José, en el se encuentran anclas donadas. Destacable el ancla del galeón español Nuestra Señora de Atocha donado por el consistorio de San Agustín de la Florida ya  que se el galeón se había hundido en sus aguas en 1622.

Hondero Balear y Libro de José

En una pequeña explanada se encuentra la estatua del Hondero Balear y el Libro de José.

El Libro de José sirve para sentarse. Estaba asentado sobre unos pilares de hormigón cerca de la mar, ha ido moviéndose hasta su posición actual.

El Mirador

Al final de este paseo nos encontramos con un mirador elevado sobre el acantilado desde el que contemplamos una vista fantástica de Salinas y San Juan de Nieva, pese al viento que soplaba a base de bien. 

Vimos desde allí el busto de bronce de Philippe Cousteau instalado sobre "La Peña Lisa", de Vicente Santarúa Menéndez: pieza estelar del Museo de tres metros de altura y 1.000 kilos de peso. Fue transportado allí con de enormes grúas y helicópteros, tras intentarlo por mar sin conseguirlo.

Cubierta de Velas y Anclas

En esta plataforma de unos 100 metros de largo, se levantan 6 velas de 18 m2 de chapa de acero, surgiendo de ellas las cadenas de las anclas que reposan sobre el estrado. La imagen de cabecera os muestra lo precioso que resulta el conjunto, construido por Luis Castillo Arenal con las seis anclas donadas por San Sebastián, Bilbao, Santander, Avilés, Gijón y La Coruña. A la derecha tenéis la primera de las seis, enorme como podéis ver y en la que mi peque quiso sentarse para la foto de rigor. Personalmente, me encanta.

El Templo de los Océanos

También hay una "rosa de los vientos", con los 32 rumbos en los que se divide el círculo del horizonte bajo el conjunto de las velas y anclas.

Bien es verdad que el viento nordeste nos impidió quedarnos a merendar allí mismo en un prado con las vistas estupendas de la playa de Salinas y que si hay suerte, se puede alargar el paseo quedándose un ratito sentado en la pradera.  Pero nosotros después recorrimos los dos kilómetros del paseo marítimo de Salinas disfrutando del olor a mar y, a la vuelta, el día nos regaló el espectáculo de una preciosa puesta de sol. Tanto, que hicimos varias paradas para degustarla con la calma que se merecía.

Edad: todas las edades
  Época del año: cualquiera tendrá su encanto!
     Precio: gratuíto
     Apto para perros
    Accesible, si bien el mirador no lo es porque hay escaleras

Acceso desde Oviedo: tomamos la A-66 dirección Gijón-Avilés, tomando el desvío a la A-8 (E-70). Salida 406 dirección Avilés y nos incorporaremos a la N-632 cuando nos encontremos el desvío a La Coruña. Encontraremos en unos kilómetros el desvío a Piedras Blancas y Salinas, el cual tomaremos. En la rotonda, iremos hacia Salinas donde, siguiendo las indicaciones "playa", llegaremos al Club Náutico, el cual dejaremos a la derecha en dirección Arnao. Veremos el promontorio a la derecha e inmediatamente después, el aparcamiento, antes del túnel.